Hay algunos autores que creen que el Mahabarata no es propiamente un poema, si no todo una literatura, mencionan que este argumento es por que se asemeja mas a lo que seria un muestrario de lo que es la poesía bárdica; esta obra se le atribuye a Viasa, un sabio mítico, aun que muchos otros autores a lo largo del tiempo contribuyeron en su redacción, que llego a abarcar 215 mil versos, es decir que es ocho veces más extenso que la Ilíada y la Odisea juntas y que se empezo a redactar aproximadamente en el V a.c.
El núcleo de la historia narrada en esta poesia epicá o epopeya, parece haber sido favorable originalmente a la familia de los Koravas. Sin embargo, sufrio Paulatinamente un giro inverso, hasta que se logró que la narración siguiera un curso favorable a los Pandavas.
Una advertencia para los lectores, pues la sociedad que nos presenta este poema tiene rasgos que en la actualidad son muy repudiados pues tiene rasgos muy patriarcales y la poligamia es la regla , les recuerdo que aprecien la historia por lo que es y que aprecien la belleza que hay en ella.
El asunto central trata de una guerra entre parientes que lucha por la sucesión del trono y en esta historia como en cada leyenda encontraremos a un guerrero fuerte e intrepido del cual podremos encontrar no solo conocimiento, si no las mas epicas batallas dignas de un verdadero heroe, en este caso esta lectura nos referira hacia Arjuna, el más prominente de los Pandavas quien les dara gloria a sus hermanos, este heroe en su camino luchara conta ejércitos e incluso tendrá encuentro con algunos dioses a los cuales también les dará batalla...
Este personaje del que se cuenta una de sus historias a continuación es un héroe de una epopeya de la india(MAHABARATA), con dones celestiales que enfrento a dioses y demonios, así como a ejércitos completos y cuenta con relatos fantásticos los cuales solo pudieron ser creados por aquellos de la antigüedad...
Arjuna el de los brazos fuerte, había ido a ver a Sakra, rey de los Suras, y a Sankara, dios de los dioses.
Llevaba el arco de Gandara y su propia espada de puño de oro.
Se dirigió hacia el Himalaya y llegó a un bosque sombrío, aunque rico de frutos y de flores, y poblao de pájaros de todas clases.
En el momento en el que marcha a por el bosque, un gran ruido de conchas y de címbalos estalló en el cielo; una lluvia de flores cayó seguidamente sobre la tierra, y una multitud inmensa de nubes cubrió el cielo.
Cuando hubo atravesado aquel lugar terrible, Arjuna llegó a la cima del Himalaya. Vio allí árboles con flores, poblados de pájaros que cantaban, y vio torrentes impetuosos cuyas aguas eran de¿¿color de lapizlázuli.
Aquel guerrero de gran corazón se sintió atraído por tan deliciosa selva, y resolvió someter allí su energía indomable a una terrible penitencia.
Se vistió con un traje tosco, que recubrió una piel de antílope, tomó un cayado y se alimentó con hojas secas.
Paso el primer mes comiendo solo alguna fruta cada tercera noche; en el segundo mes no comió mas que una fruta cada seis días; en el tercero, triplico ese intervalo;y cuando llego al cuarto mes, el hijo de Pandú no tuvo mas que el aire por alimento. Entonces con los brazos extendidos y levantados en alto, sin apoyo alguno, se sostuvo descansando solamente en la extremidad del grueso de un solo pie.
El venerable Hara siva(dios destructor del mal) señor de los dioses, que lleva en la mano el arco de Pinaka, se vistió un disfraz de cazador de oro, y semejante a un árbol de oro, resplandeciente como otro monte Merú armado con flechas parecidas a serpiente, descendió a la tierra.
Entonces, toda la selva quedó silenciosa; el ruido de las cataratas se extinguio, y el gorjeo de los pájaros cesó
Llegado que hubo cerca del Prithida vio, bajo un aspecto maravilloso, a un hijo de Danu, llamado Muka, el cual había tomado la forma de un jabalí e intentaba matar a Arjuna, disparando contra él su arco.
Pero Sankara le arrojó una flecha semejante al rayo y parecida a la llama, al mismo tiemo que Arjuna le disparaba un dardo.
La caída de las flechas produjo entonces un ruido parecido al trueno que retumba en una montaña.
Las ds flechas hirieron al jabalí, cuyo cadáver cayo a la tierra.
En aquel momento Arjuna vio ante el a un hombre brillante como el oro; era Siva, disfrazado de cazador montaraz. Arjuna le dijo estas palabras, sonréndose y con semblante alegre: Quien eres tú que caminas por esta tierra desierta?¿No temes nada en estos sitios tan temibles?¿Por que has herido a ese jabalí, que era una pieza que me correspondía? Yo lo herí el primero... Por paz o por Guerra, no puedes escapar vivo de mis manos, por que no has cumplido respecto de mi un deber de caza; así es que voy a quitarte la vida, habitante de las montañas.
Sankara le respondió con dulce voz:
-No temas por mií, porque estoy acostumbrad a estos lugares.
¿Como ha podido agradarte este paraje tan incomodo?
Arjuna le dijo entonces:
-Tengo para defenderme un arco y flechas de Hierro, y he sido yo quien ha matado ese jabalí venido aquí para quitarme la vida.
-Ha sucumbido bajo mis disparos, replicó el Kitara, y es botín mío. No vengas, envanecido con tu fuerza, a culpar a otro de tu falta de destreza.¡insensato! no quedarás con vida.¡Preparate! ¡Voy alanzarte flechas como rayos! ¡Defiendete!.
Al oír estas palabras del montaraz, Arjuna sintio un furor indescriptible y disparo sus dardos con todas sus fuerzas contra su enemigo.
Éste recibió los tiros tranquilamente:<¡Mas aún;más todavía!> exclamaba;<¡más fuerte!>
Arjuna redobló entonces su lluvia de flechas.
Aquellos dos héroes irritados, que teían una fiereza de reyes, se atacaron mutuamente muchas veces con sus dardos en forma de serpientes.
Después que el dios del arco de oro hubo sufrido esa lluvia de flechas durante una hora, quedo inmóvil, sonriente y con el cuerpo libre de heridas.
Cuando Arjuna vio fracasada la acción de la lluvia de flechas, se sintió sobrecogido por la mayor admiración. y exclamo:
-<¡Como! ¡este montaraz, de cuerpo tan delicado, ha recibido sin conmoverse mis flachas de hierro!
¿Que dios visible, pues?¿Un Yakzha, un Rudra, Un Asura?Nadie mas que el dios del arco de oro podria haber quedado ileso del impetu de esa multitud de flechas que mi arco a disparado...
Arjuna cogió inmediatamente su cimitarra, cayo como un rayo sobre su enemigo y le descargo en la cabeza, con toda su fuerza de su brazo, un gope que hubiese podido rajas algunas montañas. Pero la hoja voló hecha pedazos en la cabeza del dios.
Lanzó cntra el rocas; desarraigo árboles y se los echo encima. El dios recibió en su cuerpo estos árboles y estas rocas, y despues golpeo al hijo de Pandú con sus terribles puños; entonces e oyó un ruido espantoso de carnes desgarradas y de huesos triturados.
Ese duelo que haciá erizarse duro mas de una Hora.
Por ultimo, el dios aprisionó a su rival entre los brazos y lo arrojó lejos de si. Arjuna parecia una pelota; la respiración le faltó, cayó a tierra y perdió el conocimiento.
Cuando se repuso, reconoció en su rival al dios que lleva el arco de oro. Cayo humillado a sus pies, y Bhava, satisfecho, le dijocon una voz tan profunda como el ruido de las nuubes:
-<¡Bien, Arjuna, bien! Estoy contento de tu proeza.¡En lo sucesivo vencers a todos tus enemigos en batalla, aunque sean dioses!>.
Arjuna el de los brazos fuerte, había ido a ver a Sakra, rey de los Suras, y a Sankara, dios de los dioses.
Llevaba el arco de Gandara y su propia espada de puño de oro.
Se dirigió hacia el Himalaya y llegó a un bosque sombrío, aunque rico de frutos y de flores, y poblao de pájaros de todas clases.
En el momento en el que marcha a por el bosque, un gran ruido de conchas y de címbalos estalló en el cielo; una lluvia de flores cayó seguidamente sobre la tierra, y una multitud inmensa de nubes cubrió el cielo.
Cuando hubo atravesado aquel lugar terrible, Arjuna llegó a la cima del Himalaya. Vio allí árboles con flores, poblados de pájaros que cantaban, y vio torrentes impetuosos cuyas aguas eran de¿¿color de lapizlázuli.
Aquel guerrero de gran corazón se sintió atraído por tan deliciosa selva, y resolvió someter allí su energía indomable a una terrible penitencia.
Se vistió con un traje tosco, que recubrió una piel de antílope, tomó un cayado y se alimentó con hojas secas.
Paso el primer mes comiendo solo alguna fruta cada tercera noche; en el segundo mes no comió mas que una fruta cada seis días; en el tercero, triplico ese intervalo;y cuando llego al cuarto mes, el hijo de Pandú no tuvo mas que el aire por alimento. Entonces con los brazos extendidos y levantados en alto, sin apoyo alguno, se sostuvo descansando solamente en la extremidad del grueso de un solo pie.
El venerable Hara siva(dios destructor del mal) señor de los dioses, que lleva en la mano el arco de Pinaka, se vistió un disfraz de cazador de oro, y semejante a un árbol de oro, resplandeciente como otro monte Merú armado con flechas parecidas a serpiente, descendió a la tierra.
Entonces, toda la selva quedó silenciosa; el ruido de las cataratas se extinguio, y el gorjeo de los pájaros cesó
Llegado que hubo cerca del Prithida vio, bajo un aspecto maravilloso, a un hijo de Danu, llamado Muka, el cual había tomado la forma de un jabalí e intentaba matar a Arjuna, disparando contra él su arco.
Pero Sankara le arrojó una flecha semejante al rayo y parecida a la llama, al mismo tiemo que Arjuna le disparaba un dardo.
La caída de las flechas produjo entonces un ruido parecido al trueno que retumba en una montaña.
Las ds flechas hirieron al jabalí, cuyo cadáver cayo a la tierra.
En aquel momento Arjuna vio ante el a un hombre brillante como el oro; era Siva, disfrazado de cazador montaraz. Arjuna le dijo estas palabras, sonréndose y con semblante alegre: Quien eres tú que caminas por esta tierra desierta?¿No temes nada en estos sitios tan temibles?¿Por que has herido a ese jabalí, que era una pieza que me correspondía? Yo lo herí el primero... Por paz o por Guerra, no puedes escapar vivo de mis manos, por que no has cumplido respecto de mi un deber de caza; así es que voy a quitarte la vida, habitante de las montañas.
Sankara le respondió con dulce voz:
-No temas por mií, porque estoy acostumbrad a estos lugares.
¿Como ha podido agradarte este paraje tan incomodo?
Arjuna le dijo entonces:
-Tengo para defenderme un arco y flechas de Hierro, y he sido yo quien ha matado ese jabalí venido aquí para quitarme la vida.
-Ha sucumbido bajo mis disparos, replicó el Kitara, y es botín mío. No vengas, envanecido con tu fuerza, a culpar a otro de tu falta de destreza.¡insensato! no quedarás con vida.¡Preparate! ¡Voy alanzarte flechas como rayos! ¡Defiendete!.
Al oír estas palabras del montaraz, Arjuna sintio un furor indescriptible y disparo sus dardos con todas sus fuerzas contra su enemigo.
Éste recibió los tiros tranquilamente:<¡Mas aún;más todavía!> exclamaba;<¡más fuerte!>
Arjuna redobló entonces su lluvia de flechas.
Aquellos dos héroes irritados, que teían una fiereza de reyes, se atacaron mutuamente muchas veces con sus dardos en forma de serpientes.
Después que el dios del arco de oro hubo sufrido esa lluvia de flechas durante una hora, quedo inmóvil, sonriente y con el cuerpo libre de heridas.
Cuando Arjuna vio fracasada la acción de la lluvia de flechas, se sintió sobrecogido por la mayor admiración. y exclamo:
-<¡Como! ¡este montaraz, de cuerpo tan delicado, ha recibido sin conmoverse mis flachas de hierro!
¿Que dios visible, pues?¿Un Yakzha, un Rudra, Un Asura?Nadie mas que el dios del arco de oro podria haber quedado ileso del impetu de esa multitud de flechas que mi arco a disparado...
Arjuna cogió inmediatamente su cimitarra, cayo como un rayo sobre su enemigo y le descargo en la cabeza, con toda su fuerza de su brazo, un gope que hubiese podido rajas algunas montañas. Pero la hoja voló hecha pedazos en la cabeza del dios.
Lanzó cntra el rocas; desarraigo árboles y se los echo encima. El dios recibió en su cuerpo estos árboles y estas rocas, y despues golpeo al hijo de Pandú con sus terribles puños; entonces e oyó un ruido espantoso de carnes desgarradas y de huesos triturados.
Ese duelo que haciá erizarse duro mas de una Hora.
Por ultimo, el dios aprisionó a su rival entre los brazos y lo arrojó lejos de si. Arjuna parecia una pelota; la respiración le faltó, cayó a tierra y perdió el conocimiento.
Cuando se repuso, reconoció en su rival al dios que lleva el arco de oro. Cayo humillado a sus pies, y Bhava, satisfecho, le dijocon una voz tan profunda como el ruido de las nuubes:
-<¡Bien, Arjuna, bien! Estoy contento de tu proeza.¡En lo sucesivo vencers a todos tus enemigos en batalla, aunque sean dioses!>.
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CULTURAS PREHISPANICAS |
FRAGMENTO DE UNA BATALLA DEL MAHABARATA
Esta escena de batalla que a continuación se relatara sucede despues que los Pandavas tras de numerosa aventuras, pudieron ir a habitar en la corte de un reyezuelo a quien en cierto momento defendieron de los Korayas, y este a su vez, atudó a los héroes a reconquistar su reino, que es un hecho absolutamente épico en todo sentido y donde se pueden apreciar características muy propias de la india, ademas se puede apreciar el dolor que hay después de un combate, después de tanta sangre derramada lo que sigue es un derrame de lagrimas por parte de los seres queridos que no lucharon y que sufren después de una batalla tan sangrienta...
Elefantes de guerra, cuyas mejillas hendidas regaban de sangre su rosro, encerrados en un círculo de flechas, de mazas, de cimitarras, lanzaban temerosos berridos y de prontose derrumbaban destruyéndolo todo a su alrededor. Otros, berreando furiosamente, corrían de una parte a otra...
Los caballeros chocaban con un ruido terrible, llevando sus monturas al galope, o se lanzaban flechas agudas, relucientes como el oro, que caían de todas partes como serpientes... Montados en caballos de velocidad prodigiosa, algunos héroes se precipitaban hacia los carros, y con su cimitarra hacían volar las cabezas de los que montaban. Producíanse grandes remolinos de aceros brillantes, y sus destellos se mezclaban con chorros de sangre.
Elefantes de guerra, cuyas mejillas hendidas regaban de sangre su rosro, encerrados en un círculo de flechas, de mazas, de cimitarras, lanzaban temerosos berridos y de prontose derrumbaban destruyéndolo todo a su alrededor. Otros, berreando furiosamente, corrían de una parte a otra...
Los caballeros chocaban con un ruido terrible, llevando sus monturas al galope, o se lanzaban flechas agudas, relucientes como el oro, que caían de todas partes como serpientes... Montados en caballos de velocidad prodigiosa, algunos héroes se precipitaban hacia los carros, y con su cimitarra hacían volar las cabezas de los que montaban. Producíanse grandes remolinos de aceros brillantes, y sus destellos se mezclaban con chorros de sangre.
Algunos elefantes furiosos, de adornos auríferos, magullaban con sus macizos pies a los caballos derribados. Otros, hundiendo sus colmillos al azar en las masas de hombres y de caballos, llevaban la cabeza destrozada y el cuerpo erizado de dardos y de flechas y caían lanzando prolongados gemidos.
Otros elefantes, levantando con su trompa caballos y caballeros, los arrojaban al suelo y los aplastaban bajo sus pies; después corrían pesadamente hacia los carros. Algunos, embriagados por el combate, con sus pies y sus trompas, estrujaban, machacaban, pisotaban, aplastaban y destruían a caballeros y caballos, sin temor a las flechas aceradas, centellantes, parecidas a reptiles, que caían sobre ellos de todas partes, hundiéndoseen sus grandes ijares...
y otros por ultimo, volcando los carros, los cogían luego con sus trompas, los sacudian y los golpeaban contra la tierra, produciendo un ruido formidable.
Entre los guerreros heridos, algunos, con gritos penetrantes, llamaban a su hijo, a su padre...
Unos, amenazadoes, con el pelo erizado y a boca abierta se mostraban los dientes, ebrios de furor, y se lanzaban horribles imprecaciones...
Otros, agujerados por las flechas, abrumados por los sufrimientos, mutilados pero con el alma intacta y la energía moral entera, permanecían silenciosos.
Otros héroes que habían perdido su carros y buscaban otro en el tumulto de la pelea, eran de improviso arrebatados por los elefabtes, y después brillaban en tierra, ensangrentados, como kinsukas floridos...
Tras el combate
El suelo tras el combate estaba todo cubierto de arcos dorados y de ricos adornos, caídos de las manos yertas de todos sin vida sobre su propia sangre.
Al rededor de los cadáveres se veían cimitarras de puño de marfil, escudos recubiertos de oro,armaduras brillantes, mazas, espantamoscas, abanicos... En todas partes se veian hombres con cabezas trituradas, los miembros rotos o aplastados por los elefantes, y en muchos sitios, cubiertos por trozos de carros que habían sido volcados y hechos trizas.
El suelo brillaba por los reflejos de los brazaletes que adornaban los brazos cortados, parecidos a trompas de elefantes, que estaban esparcidos por todas partes.
En otros sitios, las corazas de oro esparcidas en tierraa y manchadas de sangre, lucían como fogatas cuya llama se extingue.
La tierra ofrecia a la vista cubierta de arcos de oro esparcidos, de flechas empenachadas de oro, de caballos que yacían acá y allá, con la lengua de fuera de la boca, con los ojos fijos y bañandose en su sangre.
Con tantos tesoros sembrados en la tierra, esta parecía adornada como una mujer.
Las mujeres salen a buscar a sus hombres en el campo de la lucha para evitar que los animales salvajes devoren sus despojos.
De sus casas parecidas a blancas colinas, sin llevar adornos y con el cabello suelto, salieron , como salen de las grutas de la montaña las ciervas cuyo jefe a sucumbido... En grupos numerosos corrían en todas direcciones como yeguas en el corral... Despues de haber reconocido, gimiendo, a su hijo muerto y a su esposo atravesado por crueles flechas, presentaban un espectáculo semejante a la desolación del mundo, al fin de una época...Llorosas, corriendo sin concierto para volver al mismo punto, con el alam atravesada de dolor, no sabian que hacer.
Otros elefantes, levantando con su trompa caballos y caballeros, los arrojaban al suelo y los aplastaban bajo sus pies; después corrían pesadamente hacia los carros. Algunos, embriagados por el combate, con sus pies y sus trompas, estrujaban, machacaban, pisotaban, aplastaban y destruían a caballeros y caballos, sin temor a las flechas aceradas, centellantes, parecidas a reptiles, que caían sobre ellos de todas partes, hundiéndoseen sus grandes ijares...
y otros por ultimo, volcando los carros, los cogían luego con sus trompas, los sacudian y los golpeaban contra la tierra, produciendo un ruido formidable.
Entre los guerreros heridos, algunos, con gritos penetrantes, llamaban a su hijo, a su padre...
Unos, amenazadoes, con el pelo erizado y a boca abierta se mostraban los dientes, ebrios de furor, y se lanzaban horribles imprecaciones...
Otros, agujerados por las flechas, abrumados por los sufrimientos, mutilados pero con el alma intacta y la energía moral entera, permanecían silenciosos.
Otros héroes que habían perdido su carros y buscaban otro en el tumulto de la pelea, eran de improviso arrebatados por los elefabtes, y después brillaban en tierra, ensangrentados, como kinsukas floridos...
Tras el combate
El suelo tras el combate estaba todo cubierto de arcos dorados y de ricos adornos, caídos de las manos yertas de todos sin vida sobre su propia sangre.
Al rededor de los cadáveres se veían cimitarras de puño de marfil, escudos recubiertos de oro,armaduras brillantes, mazas, espantamoscas, abanicos... En todas partes se veian hombres con cabezas trituradas, los miembros rotos o aplastados por los elefantes, y en muchos sitios, cubiertos por trozos de carros que habían sido volcados y hechos trizas.
El suelo brillaba por los reflejos de los brazaletes que adornaban los brazos cortados, parecidos a trompas de elefantes, que estaban esparcidos por todas partes.
En otros sitios, las corazas de oro esparcidas en tierraa y manchadas de sangre, lucían como fogatas cuya llama se extingue.
La tierra ofrecia a la vista cubierta de arcos de oro esparcidos, de flechas empenachadas de oro, de caballos que yacían acá y allá, con la lengua de fuera de la boca, con los ojos fijos y bañandose en su sangre.
Con tantos tesoros sembrados en la tierra, esta parecía adornada como una mujer.
Las mujeres salen a buscar a sus hombres en el campo de la lucha para evitar que los animales salvajes devoren sus despojos.
De sus casas parecidas a blancas colinas, sin llevar adornos y con el cabello suelto, salieron , como salen de las grutas de la montaña las ciervas cuyo jefe a sucumbido... En grupos numerosos corrían en todas direcciones como yeguas en el corral... Despues de haber reconocido, gimiendo, a su hijo muerto y a su esposo atravesado por crueles flechas, presentaban un espectáculo semejante a la desolación del mundo, al fin de una época...Llorosas, corriendo sin concierto para volver al mismo punto, con el alam atravesada de dolor, no sabian que hacer.
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