LEYENDAS PARA ANTES DE DORMIR

En esta sección habrá leyendas que son muy amenas y cuentas relatos muy bellos que pueden servir para contar le a los niños, o para disfrutar de su encanto y tambien para familiariarte con culturas y otras regiones anegas a ti:

La joroba de los búfalos.

Hace muchos, muchísimos años, los búfalos no tenían joroba. Cuenta una leyenda de la tribu americana de los Chippewa, que hubo una vez un búfalo al que, más que a ningún otro, le gustaba correr y correr por las praderas que hay junto a los Grandes Lagos en Canadá. Sus leales amigos, los zorros, solían correr delante de él para avisar al resto de los animales que el búfalo iba a pasar por allí y debían apartarse, pues era tal su poderío y su fuerza que lo arrasaba todo.

En cierta ocasión, el búfalo lo hizo a demasiada velocidad. Desgraciadamente, los zorros se habían olvidado de advertir a unos pajaritos que tenían sus nidos en el suelo, en medio del camino. Cuando el enorme animal pasó por encima, los nidos quedaron destrozados y los pajaritos heridos.

Los lamentos de estas pequeñas e indefensas aves llegaron a oídos de Nanabozho, el dios de los animales, que apareció en el lugar decidido a impartir justicia ante semejante atropello. Su soberana presencia intimidó a los animales que vivían por allí y que, horrorizados, habían presenciado el suceso. Pacientemente, esperaron a que el dios sabio y justo emitiera un veredicto.

Sin decir ni una palabra, Nanabozho se acercó al búfalo y, con su pesado bastón, le golpeó los hombros. El búfalo, asustado, bajó la cabeza para no mirar, temiendo que el dios le propinara otro bastonazo. Pero no fue así. Nanabozho se aclaró la garganta y dictó una sentencia.

– Tu actitud ha sido miserable. A partir de hoy, siempre llevarás una joroba sobre los hombros y la cabeza gacha como símbolo de vergüenza.

Seguidamente, les tocó el turno a los zorros. Ellos habían sido cómplices del desastre por no ayudar a impedir la tropelía. El dios les miró con severidad y ellos, temiéndose una buena reprimenda, echaron a correr para librarse del castigo. No se les ocurrió otra cosa mejor que esconderse bajo tierra para que el dios no les encontrara, así que se pusieron a escarbar desesperados y se camuflaron en agujeros. Pero era imposible engañar al poderoso Nanabozho: les localizó y, como al búfalo, les impuso también una dura sanción.

– Vosotros también merecéis pagar por lo que hicisteis. A partir de ahora, os veréis obligados a vivir debajo del frío suelo. Espero que os sirva de lección y que de todo esto, saquéis algo positivo.

Ese día marcó un antes y un después en la vida de esos animales, ya que desde entonces, todos los búfalos nacen con joroba y los zorros hacen sus madrigueras bajo la tierra.



El dragón de Wawel.

Según cuenta una leyenda polaca, hace muchos siglos, en las tierras gobernadas por el príncipe Krakus, empezaron a suceder hechos muy extraños que nadie lograba comprender.
Dice la historia que en sus dominios había una colina conocida como la colina de Wawel. Un día, sin saber por qué, comenzaron a faltar personas que vivían en los pueblos colindantes, gente que de repente un día se esfumaba y de la que nunca jamás se volvía a saber nada. Por si esto fuera poco, los pastores empezaron a notar también que, cada vez que hacían recuento de ovejas, en sus rebaños siempre faltaba alguna.

Los habitantes de la zona estaban desconcertados ¿Cómo era posible que personas y animales desaparecieran como si se los hubiese tragado la tierra? Algo iba mal, pero nadie tenía ni idea de cómo solucionar el misterio.

Un día, un muchacho que paseaba por la colina, descubrió una enorme cueva tapada por unos matorrales. Asomó la cabeza y se quedó paralizado de miedo: allí dentro dormía un dragón verde de piel brillante y tamaño descomunal .Tenía un aspecto que daba pavor y cada vez que roncaba, las paredes de la cueva vibraban como si fueran de papel.
Temblando como un flan salió pitando de allí y bajó al pueblo más cercano para avisar a todo el mundo. Después, fue al castillo para comunicárselo también al príncipe Krakus, quien consciente de la terrible amenaza que suponía el reptil alado, mandó a los soldados más valerosos de su ejército a luchar contra él.

Un grupo enorme, armado hasta los dientes, tomó rumbo a la colina con una única misión: ¡abatir al temible enemigo! Pero el dragón, que ya estaba despierto, vio que el ejército se acercaba e intuyó que iban a por él.
Muy airado, salió de su guarida, cogió aire y los expulsó de allí lanzando bocanadas de fuego por su enorme boca. Los soldados salieron volando como muñecos de trapo, envueltos en una especie de huracán caliente y con el culo un poco chamuscado.

Evidentemente, la operación resultó un fracaso. El dragón era demasiado fiero, demasiado fuerte y demasiado peligroso como para acercarse.

El príncipe Krakus, como último recurso, promulgó un bando real: quien consiguiera vencer al monstruo, se casaría con lo que él más quería: su dulce hija Wanda.

Una noticia de tal magnitud no tardó en extenderse como la pólvora y llegó a oídos de un joven y guapo zapatero. El muchacho, que era muy humilde pero inteligente como el que más, decidió intentarlo y elaboró un plan infalible.

¿Quieres saber qué hizo?… Consiguió la piel de un borrego, la rellenó con azufre y alquitrán, y por la noche, cuando el dragón dormía, la colocó en la entrada de la caverna. En cuanto se despertó de su profundo sueño, el animal vio la falsa oveja, se relamió y la devoró con ansia.

La comió tan rápido y con tantas ganas, que al terminar sintió mucha sed y bajó al río Vístula a beber. El agua penetró a borbotones en su inmenso estómago, y al entrar en contacto con el azufre y el alquitrán que se había zampado sin darse cuenta, la tripa le explotó en mil pedazos.

El zapatero fue aclamado como un auténtico héroe y recibió todos los honores posibles, aunque el mejor de todos los premios, fue casarse con la hermosa princesa Wanda. Dicen que fueron muy, muy felices, durante toda la vida.

Hoy en día, en Polonia, existe una población en torno a la colina donde vivió, hace tantos siglos, el peligroso dragón. Está considerada una de las ciudades más importantes y bellas del país y se llama Cracovia, en honor a uno de los protagonistas de esta historia: el príncipe Krakus.

Si algún día vas a visitarla, podrás comprobar cómo muchos de sus habitantes todavía recuerdan esta preciosa leyenda que sus abuelos les contaron cuando eran niños y que va pasando de generación en generación.



QUIZÁ TAMBIÉN TE INTERESE...
LEYENDAS MEXICANAS


La leyenda del múcaro

En el inmenso planeta azul en que vivimos hay muchos tipos de búhos. Uno de los más curiosos y cantarines es el múcaro, que es como se conoce a un ave pequeña de ojitos redondos que únicamente habita en los bosques de la isla de Puerto Rico.

El múcaro tiene una particularidad muy especial: durante el día se esconde y solo se deja ver por las noches ¿Quieres saber por qué?

Cuenta una vieja leyenda de esta isla caribeña que hace mucho, mucho tiempo, en el bosque se celebraban fiestas muy divertidas en las que todos los animales se reunían para cantar, bailar y pasárselo fenomenal.

Cada vez que había un festejo, las diferentes especies se turnaban para organizar los múltiples preparativos necesarios para que todo saliera perfecto. En cierta ocasión este gran honor recayó en las aves.

Todos los pájaros, del más grande al más chiquitín, se reunieron en asamblea con el objetivo de distribuir el trabajo de manera equitativa. Como lo más importante era que las invitaciones llegaran con bastante tiempo de antelación, acordaron enviar como mensajera a la rápida y responsable águila de cola roja.

Encantada de ser la elegida, el águila de cola roja fue casa por casa entregando las tarjetas. A última hora llegó al árbol donde vivía el múcaro, y para su sorpresa, se encontró al pobre animalito totalmente desnudo.

El águila de cola roja se extrañó muchísimo y sintió un poco de apuro que trató de disimular.

– ¡Buenos días, amigo múcaro! Vengo a traerte la invitación para la próxima fiesta de animales.
El múcaro reaccionó con poco entusiasmo y ni siquiera se molestó en leerla
– ¡Ah, ya veo!… Déjala por ahí encima.
El águila de cola roja creyó oportuno interesarse por él.
– Perdona la indiscreción, pero veo que estás desnudo ¿Acaso no tienes ropa que ponerte?
El mucarito se sonrojó y completamente avergonzado, bajó la cabeza.
– No, la verdad es que no tengo nada, ni un simple jersey…

Lo siento mucho, pero en estas condiciones no podré acudir a la verbena.

El águila de cola roja se quedó tan impactada que no supo ni qué decir. Hizo un gesto de despedida y con el corazón encogido remontó el vuelo. Nada más regresar convocó una reunión de urgencia para relatar a los demás pájaros la lamentable situación en que se encontraba el pequeño búho.

– ¡Tenemos que hacer algo inmediatamente! ¡No podemos permitir que nuestro amigo se pierda la fiesta solo porque no la ropa adecuada!
Una cotorra verde de pico color marfil fue la primera en manifestarse a favor del múcaro.
– ¡Claro que sí, entre todos le ayudaremos! Escuchad, se me ocurre algo: cada uno de nosotros nos quitaremos una pluma, juntaremos muchas, y se las daremos para que se haga un traje a medida. La única condición que le pondremos es que cuando la fiesta termine tendrá que devolver cada pluma a su propietario ¿Qué os parece?

Si algo caracteriza a las aves es la generosidad, así que la cotorra no tuvo que insistir; sin más tardar, todos los pájaros fueron arrancándose con el pico una plumita del pecho. Cuando habían reunido unas cincuenta, el águila de cola roja las metió en un pequeño saco y se fue rauda y veloz a casa del múcaro.

– ¡Toma, compañero, esto es para ti! Entre unos cuantos amigos hemos juntado un montón de plumas de colores para que te diseñes un traje bonito para ir a la fiesta.
El múcaro se emocionó muchísimo.
– ¿De veras?… ¡Pero si son preciosas!
– ¡Sí lo son! Puedes utilizarlas como quieras pero ten en cuenta que tienen dueño y tendrás que devolverlas cuando termine la fiesta ¿De acuerdo?
– ¡Oh, por supuesto! ¡Muchas gracias, es un detalle precioso! ¡Ahora mismo me pongo a coser!
El múcaro cogió aguja e hilo y durante una semana trabajó sin descanso en el corte y confección de su traje nuevo. Se esforzó mucho pero mereció la pena porque, la noche de la fiesta, estaba perfectamente terminado. Se lo puso cuidadosamente y cómo no, se miró y remiró en el espejo.
– ¡Caray, qué bien me queda! ¿Son imaginaciones mías o es que estoy increíblemente guapo?

No, no eran imaginaciones suyas, pues en cuanto apareció en el convite, su aspecto causó verdadera sensación. Muchos animales se acercaron a él para decirle que parecía un auténtico galán y las hembras de todas las especies se quedaron prendadas de su elegancia. El múcaro estaba tan orgulloso y se sentía tan atractivo, que se dedicó a pavonearse por todas partes, asegurándose de que su glamour no pasaba desapercibido para nadie.

Vivió una noche auténticamente genial, charlando, bailando y comiendo deliciosos canapés ¡Hacía años que no disfrutaba tanto! Pero nada es eterno y cuando la fiesta estaba llegando a su fin, empezó a agobiarse. Sabía que se acercaba la hora de devolver las plumas y le daba muchísima rabia. Ahora que tenía una ropa tan bonita y que le sentaba tan bien ¿cómo iba a desprenderse de ella?

Los invitados comenzaron a irse a sus casas y pensó que pronto no quedaría nadie por allí. En un arrebato de egoísmo e ingratitud, decidió que lo mejor era escabullirse por la puerta de atrás sin devolver las plumas. Miró a un lado y a otro con disimulo, se dirigió a la salida sin llamar la atención, y se internó en el bosque.

Poco después, la orquesta dejó de tocar y los camareros comenzaron a recoger las bandejas de pasteles donde ya solo quedaban las migas ¡La fiesta se daba por terminada!
Los pájaros que habían cedido sus plumas tan generosamente buscaron al múcaro por todas partes, pero enseguida se dieron cuenta de que el muy pillo se había esfumado. Esperaron un par de horas a que volviera e incluso alguno salió en su busca, pero nadie fue capaz de localizarle, ni siquiera en su hogar, cerrado a cal y canto. Del múcaro, nunca más se supo.

Cuenta la leyenda que aunque han pasado muchos años, todavía hoy en día las aves de la isla de Puerto Rico buscan al búho ladronzuelo para pedirle que devuelva las plumas a sus legítimos dueños, pero el múcaro se esconde muy bien y ya sólo de noche para que nadie le encuentre.


QUIZÁ TAMBIÉN TE INTERESE...
FESTIVIDADES ANCESTRALES



Por qué los gallos cantan de día?

Una antigua leyenda filipina cuenta que, al principio de los tiempos, vivían en el cielo tres hermanos que se querían mucho: el brillante y cálido sol, la pálida pero hermosísima luna, y un gallo charlatán que se pasaba el día canturreando.

Los tres hermanos se llevaban muy bien y solían repartirse las tareas de la casa. Cada mañana, era el sol quien tenía la misión más importante que realizar: abandonar el hogar familiar para iluminar y calentar la tierra. Era muy consciente de que sin su trabajo, no existiría la vida en el planeta. Mientras tanto, la luna y el gallo hacían las labores domésticas, como recoger la cocina, regar las plantas y cuidar sus tierras.

Una tarde, la luna le dijo al gallo:
– Hermanito, ya casi es de noche. El sol está a punto de regresar del trabajo y quiero que la cena esté preparada a tiempo. Mientras termino de hacerla, ocúpate de llevar las vacas al establo ¡Está refrescando y quiero que duerman calentitas!

El gallo, que acababa de tumbarse en el sofá, respondió de mala gana:
– ¡Uy, no, qué dices! He hecho toda la colada y he planchado una montaña de ropa más alta que el monte Everest ¡Estoy agotado y quiero descansar!
¡La luna se enfadó muchísimo! Se acercó a él, le agarró por la cresta y muy seria, le advirtió:
– ¡El sol y yo trabajamos sin parar y jamás dejamos de lado nuestras obligaciones! ¡Ahora mismo vas a salir a llevar las vacas al establo como te he ordenado!
Ni el doloroso tirón de cresta consiguió amedrentarle; al contrario, el gallo se reafirmó en su decisión:
– ¡No, no y no! ¡No me apetece y no lo voy a hacer!
La luna, perdiendo los nervios, le gritó:
– ¿Ah, sí? ¡Pues tú te lo has ganado! ¡Aquí no hay sitio para los vagos! ¡Fuera del cielo para siempre!
Indignada, lo sujetó con fuerza, echó el brazo hacia atrás y con un movimiento firme lo lanzó al espacio dando volteretas, rumbo a la tierra.

Al cabo de un rato, el sol regresó a casa y se encontró con su hermana la luna, que venía de recoger el ganado.
– ¡Hola, hermanita!
– ¡Hola! ¿Qué tal te ha ido el día?
– Muy bien, sin novedades. Por cierto… No veo por aquí a nuestro hermanito el gallo.
La luna enrojeció de rabia y levantando la voz, le dijo:
– ¡No está porque acabo de echarle de casa! ¡Es un egoísta! Le tocaba hacer las tareas del establo y se negó en rotundo ¡Menudo caradura!
– ¿Qué me estás contando? ¿Estás loca? ¿Cómo has podido hacer algo así?… ¡Es tu hermano!
– ¡Ni hermano ni nada! ¡Me puso de muy mal humor! ¡Sólo piensa en sí mismo y se merecía un buen castigo!

El sol no daba crédito a lo que estaba escuchando y se enfureció con la luna.

– ¡Lo que acabas de hacer es imperdonable! A partir de ahora, no quiero saber nada más de ti. Yo trabajaré durante el día como siempre y tú saldrás a trabajar por la noche. Cada uno irá por su lado y así no volveremos a vernos.
– ¡Pero eso no es justo!…
– ¡No hay nada más que hablar! En cuanto a nuestro hermano gallo, hablaré con él. Le rogaré que me despierte cada mañana desde la tierra con su canto para poder seguir estando en contacto con él, pero también le pediré que se oculte en un gallinero por las noches para que no tenga que verte a ti.

Tal y como cuenta esta leyenda, desde ese momento, el sol y la luna empezaron a trabajar por turnos. El sol salía muy temprano y cuando regresaba al hogar, la luna ya no estaba porque se había ido con las estrellas a dar brillo a la oscura noche. Al terminar su tarea, antes del amanecer, volvía a casa, pero el madrugador sol ya se había ido. Jamás volvieron a encontrarse ni a cruzar una sola palabra.

El gallo, cómo no, recibió el mensaje del sol y se comprometió a despertarle cada mañana con su potente kikirikí. A partir de entonces se convirtió en el animal encargado de dar la bienvenida al nuevo día. Se acostumbró muy bien a vivir en una granja y a esconderse en el gallinero nada más ver la blanca luz de la luna surgir entre la oscuridad.

Este ritual se ha mantenido durante miles de años hasta nuestros días. Tú mismo podrás comprobarlo disfrutando de un bello amanecer en el campo o de una hermosa puesta de sol frente al mar.


¿Por que el ratón tienen los ojos saltados y la cola pelona?

Junajpú y Xbalamqué intentaron asir los animales que les estaban dañando su roza, pero sólo pudieron atrapar el ratón y apretándole el pescuezo querían ahogarlo y le chamuscaron la cola al fuego; esa es la causa  de que los ratones tengan los ojos saltados y no tengan pelo en su cola.




¿Por que el tecolote avisa la muerte?

Los tecolotes eran los mensajeros de los señores de Xibalbá y por mandato de éstos llevaron a la doncella Xquic para arrancarle el corazón que sería quemado por los Señores, Xquic les dijo: " No me mateís, pero vuestro oficio será desde ahora anunciar  la muerte. Mi corazón  no ha de ser quemado delante de los Ajawah. En su lugar echad en la jícara el líquido rojo como sangre que arrojare es
te árbol".



¿Por que el venado y el conejo tienen  los ojos saltados?


Junajpú e Xbalanqué estaban escondidos tratando de atrapar los animales que estaban arruinando su roza. Un venado y un conejo pasaron apareados, los muchachos los quisieron cojer y los asieron de las colas que se rompieron y se les quedaron en las manos, y por eso so  pequeñas las colas  del venado y del conejo.



¿Por que la culebra come sapos?

Tamazul, el Sapo, se tragó el piojo que llevaba el mandado de la abuela a los muchachos. Ya iba  cansado cuando lo encontró Zaquicaz, la Culebra, que le dijo:

¿ A dónde vas, Tamazul?

"Voy a hacer el mandado y lo llevo en mi vientre"
"Veo que vas cansado y que no puedes caminar. Ven acá, te tragaré y con eso llegarás más pronto".

Esto dijo la culebra tragóse el sapo. Desde entonces la culebra tiene los sapos por comida y sustento.






















No hay comentarios.:

Publicar un comentario

Introducción

Seas bienvenido al Rincón de la mitología e historia, mi objetivo es mostrarte aspectos interesantes sobre mitos, leyendas, luchas épicas,...